

Santo Domingo Este ha sido históricamente una ciudad que ha dado origen a comunicadores y periodistas estelares. En este municipio, surgió el emprendimiento del periodismo digital con medios como Ciudad Oriental, De la Zona Oriental, De Este Lao, La Brecha Informativa y otros, mientras que los canales locales como el 28, 51, 10 y 56 reflejaban el auge de la comunicación en la región.
Sin embargo, en los últimos tiempos, el panorama mediático de la ciudad se ha visto invadido por arribistas y oportunistas. Personas que, sin formación alguna en el ámbito del periodismo, han montado plataformas de streaming y periódicos digitales. Estos individuos, que carecen de ética y conocimiento básico del oficio, han encontrado en la comunicación un medio de vida basado en el chantaje y la venta de líneas editoriales a los peores sectores de la política.
Este estercolero mediático, desprovisto de decencia, se alimenta de copiar y pegar notas de prensa ajenas, adular a quienes firman los cheques, y llenar sus plataformas con el «dicen» de otros. Son incapaces de brindar un análisis serio y contextualizar la información, lo que impide que el público reciba una comprensión profunda de los hechos.
Lo peor de todo es que estos oportunistas no solo se dedican a propagar rumores, sino que, además, cercenan la oportunidad de otros comunicadores y periodistas que sí intentan hacer un trabajo serio. En su búsqueda por agradar a los poderosos, se convierten en cómplices de la corrupción y la decadencia, llevando los chismes y difamaciones a los que ejercen el poder, y fomentando la discordia dentro de la sociedad.
La «Prensa del Dicen» no es prensa en absoluto; es simplemente copiar y pegar. Transcribir lo que dice un político sin el mínimo análisis ni contexto no es ejercer el periodismo. Esta modalidad de comunicación no edifica, no informa, no aporta nada al desarrollo de los ciudadanos ni al debate público.
Lamentablemente, la baja calidad de muchos de los políticos que utilizan estos medios de forma instrumental, o que temen a sus chantajes, solo agravan la situación. Con ello, se convierten en cómplices de la degradación del periodismo, los medios de comunicación y la comunicación en general. En lugar de fomentar la transparencia y el diálogo, contribuyen a que el ambiente político se torne más desordenado, caótico y probablemente punible.
Los oportunistas se han convertido en un cáncer que ha ido corroyendo el prestigio comunicacional de Santo Domingo Este. Opacan el trabajo serio de otros, y con dinero, se convierten en enviados del poder corrupto. Su único propósito parece ser robarse el dinero público a través de un guión de chismes y divisiones, mientras inundan a la población con entretenimiento vacío que no aporta al crecimiento de la sociedad.
Hoy, Santo Domingo Este está atrapado en las garras de estos oportunistas, quienes manejan de manera desordenada y caótica lo que debería ser una comunicación responsable. A través de dádivas y complicidad, se crea un ambiente donde la política parece estar anestesiada, permitiendo que los malos manejos del presupuesto continúen sin control.
La Prensa Chismosa se ha convertido en un aliado cercano del poder. Son sus lacayos, y en ese “empleo”, traicionan a sus colegas y difunden lo banal, sirviendo de pan y circo para distraer a la población mientras sus jefes continúan con su gestión desastrosa. Así, las voces de los verdaderos periodistas y comunicadores de la ciudad quedan opacadas, y el verdadero propósito de la comunicación se pierde en el ruido y el caos.
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